Recopilación de refranes andaluces que he ido poniendo tal como me vinieron a la memoria.
En homenaje a mi madre y su sabiduría andaluza, heredada de su padre y su tía María, la fumadora.
Los he escrito con gran placer y riéndome mucho, con la memoria llena de recuerdos de las tertulias del barrio de Sevilla entre mi madre y el viejo estanquero quien embelesado con su sapiencia le decía:
-¡Venga Rosario, a ver que refrán me sacas hoy!
El estanquero era un viejo arquitecto jubilado que se aburria en su estanco, él la esperaba a la puerta invitándola a entrar, puesto que ella no compraba tabaco, solamente para oírla hablar.
(Escritos en castellano: léanse con el acento andaluz seseante de Cádiz y Sevilla)
El que tiene un vicio
cuando no se mea en la pared
se mea en el quicio.
A puerta cerrada
viene el Demonio y se va.
La jodienda
no tiene enmienda.
Como come el mulo
caga el culo.
Yo no siento que mi niño enfermó
sino la guasita que le quedó.
El que come bien y caga bien
¡Mierda pal medico!
Mas vale una vez colorado
que un ciento amarillo.
El vecino nuevo
rempuja al viejo. (Hablando del acto de defecar)
Pueden mas dos tetas
que dos carretas.
El que duerme en el mismo colchón
se vuelve de la misma opinión.
Muera la gallina
con su pepita.
Tanto quiso el Demonio a sus hijos
que les sacó los ojos.
Cuando el Demonio no tiene nada que hacer
mata moscas con el rabo.
Ya pagará el borracho
el vino que se ha bebido.
Me casé con el viejo por la monea
la monea se fue
y el viejo quea.
Hasta que no pase el ultimo gato,
no digas: ¡zape!